martes, 5 de febrero de 2008

Los Yungas, carretera de la muerte

Ya no existe. O al menos no para el tráfico diario de vehículos. Para emoción de los nacionales y disgusto de los foráneos, que vamos buscado sensaciones fuertes. Es la ruta que lleva de La Paz a Coroico, pueblito turístico distante a 100 km de la capital. Terreno Yunga, nombre precioso que designa una gran comarca al Este de los Andes. Se pasa de los 4.000 m hasta los 800, se pasa de la nada a la exuberancia. Gran parte entre nieblas, lo cual configura un paisaje aún más siniestro, más mágico. El trayecto duro son 65 km con un desnivel de 3.600 m. Puro vértigo. No pude hacerlo, lo vi… a distancia, donde me indicaba Felipe, el taxista cuyos servicios alquilé. Me llevó por la carretera nueva.

Conducir por la izquierda mata menos
En Bolivia se conduce por la derecha, como en toda América, salvo en una carretera, la de la muerte, ahí los camiones van por la izquierda para, en las subidas y cargados hasta los topes, no enfadar a la Pachamama y que ésta se mueva y les lleve hasta los infiernos, son sólo tres metros de ancho y apenas caben dos carros. Cientos de muertos al año ha sido la maldición de una carretera realizada por presos de guerras perdidas.

Los carros en las alturas
Según vas ascendiendo notas que se ralentizan. Que no pueden. Piensas: por qué no cambia de marcha el conductor, el auto se le está ahogando. Se ahogan. Te gustaría empujarlo, darle un ánimo. Imposible. No andan igual, les pasa como a los pulmones, no dan; no hay oxígeno. Los carros, camiones y buses se tornan morosos, pesados, Son leones heridos. Su marcha es casi a cámara lenta. Los motores se calientan, la gasolina no quema. Ellos también sufren soroche.

¡Hay que estar al quite, chaval!
En La Paz vi carteles que anunciaban el trayecto a los Yungas en bicicleta sin leer el total del mensaje publicitario. Me dije "uf Jorge, si tus pulmones no dan para andar como vas a hacerlo en bici" al mismo tiempo me parecía extraño la oferta, cómo es que va a venir gente hasta acá a montarse en bici de montaña para hacer una ruta tan alta y tan peligrosa. Debería haber preguntado, debería haberme informado. Y hubiese vivido la antigua carretera de la muerte: el trayecto es puro descenso, cuando llegas abajo te recogen y te llevan al hotel. Perfecto, pero eso lo vi cuando ya me encontraba en la carretera nueva montado en un taxí con servicio especial, es decir, sólo para mi. Me sentí fatal, ¡cuesta abajo, yo también la hubiese hecho!

Los Yungas, terreno afroboliviano
En un principio pensé que el nombre era un gentilicio de la gente que vive allí: población negra, antiguos esclavos, claro, traídos de Potosí porque allí reventaban y no salía rentable traerlos solo para morir: había que explotarlos. Además me sonaba como africano, Los Yungas! Suena bien. Los Yungas! La lógica volvió a fallar. Yungas es topónimo inca para designar a las tierras calientes. Acertado término. Según vas descendiendo, importante, es el lado Este, hacia el Amazonas, la temperatura va ascendiendo y el campo se vuelve fructífero, se ven bosques, las chacras sembradas, los frutales. El maiz, los platanales. Siento que vuelvo a la vida.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estamos todos muy calladitos, la resaca de la cuesta de enero. Quizá estos días miro menos el blog desde que ví las máscaras, que me dan un poco de yuyu.

Jorge Bonilla dijo...

No hace muchos días, amor, sólo dos. No, no es la resaca, es así, nada más.

Anónimo dijo...

Efectivamente, chaval, hay que estar al quite. ¡Uf, Jorge!

Anónimo dijo...

¡Qué guay, Bolivia! Es una especie de different world

Anónimo dijo...

Como me alegra por esta gente de los Yungas que ahora tengan una carretera que de verdad no ponga sus vidas en riesgo y ojalá que lleguen a quitar esta carretera para autos del todo, que solo se pueda andar en bicicleta a lo mucho. Yo soy de Costa Rica y la verdad cuando me di cuenta que ya cambiaron de carretera a una pavimentada y más ancha me a dado una alegría tremenda.