jueves, 28 de febrero de 2008

Chuquicamata, el pan de los chilenos

De aquí sale el pan, las habas y los bistec que comen los chilenos. De un agujero, un hoyo que llega hasta un vertiginoso abismo, posiblemente uno de los mayores oradados por el hombre, llevan casi 100 años trabajándoselo, sacando sus riquezas. Imaginaos camiones como casas y excavadoras como edificios.Todas la cifras en torno a este coloso son descomunales, 4,5 km de largo, 3,5 de ancho y 1.250 m de profundidad. Y sigue creciendo. Es la mina de Chuquicamata, una explotación cuprífera a ralo abierto: el pan de todos los chilenos. Está nacionalizada.

Calama, rostros mineros
Calama, como ciudad impresiona, el cobre es su vida, su razón de ser: esculturas de cobre, cúpulas de cobre. Cobre, cobre y más cobre. Sus pobladores son de rasgos duros, gente ruda, cuerpos de mineros. 22.000 hombres y mujeres bregados en la mina. En sus calles no se ven miradas inocentes, sus ojos se clavan desafiantes, sacan pecho y te retan. Son gallos, son leones musculados. Por la noche salía a cenar y me volvía rápidamente, me daba mal rollo, yuyu, se llama.

Chuquicamata, ciudad fantasma
Ya no existe. El Pueblo que nació hace 90 años como un campamento para los mineros está vacío. Sus habitantes han sido desalojados, trasladados y reubicados en Calama en 2004 debido a la contaminación que provoca la mina y a que bajo su suelo se encuentran también ricos yacimientos de cobre. Calles sin almas. Un pueblo fantasma. El teatro, las tiendas, el polideportivo. Todo trancado. ¿Para qué? Puertas con cerrojo, para qué, si en pocos meses la escoria minera, las montañas de tierra no útil tapará todo el pueblo, salvo el cementerio, ese fue el acuerdo. Supongo que es inevitable al pensamiento humano que cuando un ser abandona su hogar lo cierra aunque sabe que nunca más vuelva a pisarlo. Su estructura mental no le permite dejar la puerta abierta. No puede.

La mina, un boquete en la Tierra
Chuquicamata es la mayor mina de cobre del mundo, de aquí sale el 13, 2% del PIB de Chile. Cada céntimo que sube el mineral supone 120 millones de dólares más para la economía del país andino, al día. Cada vez que baja es un pellizco de dolor para sus finanzas. El ejercito, increíble, se lleva un 10% de todo el monto, "es que tenemos vecinos peligrosos e inestables" se justifican los chilenos. Desde hace años esa mina, debido al alza de los precios del cobre motivado por el consumo chino, ha financiado la buena marcha de la economía chilena, a ella y a sus hermanas pequeñas, se debe que a Chile le vaya tan bien y que hoy, posiblemente sea el país más moderno u europeo de toda Latinoamérica.

¡Todos hemos sido niños!
Y hemos jugado o deseado tener un volquete, hemos cargado en él tierra y arena en nuestros parques o en las calles no asfaltados. Todos nos hemos imaginado ser sus conductores arrastrándolos con las manos y emitiendo sonido guturales en nuestra boca que asemejan el ruido de un motor, de un motor que nunca hemos escuchado Yo, hoy, he visto a esos gigantes, los he tocado y he escuchado su estruendo mientras ascienden los caminos de la mina. Son tan grandes como una casa de dos pisos, sus ruedas miden más de tres metros. A distancia son enanos, la mina se los come. De cerca asustan.

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