sábado, 1 de marzo de 2008

Caldera, Bahía Inglesa, balnearios chilenos

En la costa norte de Chile busqué un lugar tranquilo, sin guiris, sin cosas especiales para ver. Donde poder bañarme, donde no me viese obligado a salir a inmortalizar sensaciones con la cámara. Buscaba no distraerme y poner al día mi blog. Lo conseguí todo, menos remojarme.

Caldera/Bahía Inglesa
Son dos balnearios de turismo netamente nacional y de algún extranjero despistado que está de paso. En estos días sus calles se visten de bermudas (por el día), bolsas playeras, jóvenes veinteañeros de las ciudades del interior cercano y familias con tres o cuatro niños de media que juegan y se bañan en sus gélidas aguas, aunque dicen que son las más templadas de la costa. Por las noches la plaza y calles adyacentes son un hervidero de atracciones infantiles.
Caldera fue famosa en su época, mediados del XIX, por ser la primera en Latinoamérica con ferrocarril, como siempre en Chile para llevar a puerto algún mineral del interior. Hoy es un sencillo pueblo dedicado a la pesca, a la cría de ostiones y en verano al turismo.

Bañarse en Chile, cosa de héroes
Lo intenté dos veces tanto en Caldera como en el pueblo vecino de Bahía Inglesa. Imposible, el agua estaba helada, apenas mojé los tobillos, salí y me tumbé a tomar el sol. Los chilenos sin embargo se zambullían, sobre todo los niños que parecen cubiertos de una calefacción interior. La temperatura no pasaba de 18 grados, a mi, así, ni pagándome me meto en el agua, teniendo en cuanta además que he estado 5 meses en aguas tropicales. Para que contaros que cuando estuve más al Sur, en Valaparaiso y fui a la playa ni lo intenté, aunque los autóctonos sí.

El verano austral
No es lo mismo, es otro rollo diferente al europeo, he estado en estas tierras el equivalente a nuestro agosto. No tiene nada que ver, el estío está condicionado por la Corriente de Humboldt, con aguas frías procedentes del Antártico y que llegan hasta lo que es la frontera de Perú con Ecuador y que provocan días calurosos, noches heladoras en todo lo que es la costa, con constantes vientos fríos en general, que con la puesta de sol se vuelven insoportables..

El desierto de Atacama, una franja larga y estrecha
El más duro, el más seco de mundo, se dice que hay zonas en las que no ha llovido en los últimos 4.000 años. La longitud del desierto de Atacama es de unos 600 km, sólo en Chile, de tierras áridas atravesadas únicamente por las magníficas carreteras chilenas. Cuando entras en él te sorprende, te da morbo verlo, te impresionan las increibles formas que configuran ese paisaje, pero después de unos días te aburres y quieres que se acabe, cientos de kilómetros por zonas pedregosas, se añora el verde, la humedad

¿Por qué no llueve en este desierto?
Realmente la respuesta es muy sencilla: la corriente de Humboldt trae aguas tan frías que el sol, el calor no consigue la evaporación suficiente para que se formen nubes y llueva, sólo cuando se da el fenómeno del Niño, con aguas más cálidas procedentes del Sur, se produce evaporación, fuertes lluvias y desastres; además está la Cordillera Andina que igualmente imposibilita que la nubosidad existente en el Amazonas atraviese esa cadena montañosa

Boletas por aquí, boletas por allá
Da igual lo que compres, ya sea una botella de agua o un paquete de chicle o te tomes un copete (copa) en una discoteca, tienen la obligación de darte una boleta, justificante de pago, que no es necesariamente un ticket de compra. Aunque les digas que no , que no lo necesitas te obligan a tomarlo. Las consecuencias de no dártelo pueden ser gravísimas, un ejercito de inspectores recorren el país y preguntan a la salida de los negocios si has comprado algo y en caso afirmativo dónde está la boleta, el no tenerla puede significar el cierre del negocio.

Albor y Patricia, un maño y una chilena
Todo esto me lo explicaron Albor y Patricia, matrimonio de Santiago de vacaciones en Caldera, con los que compartí un día de especialidades culinarias chilenas –ostiones, erizos de mar y rico pescado–, nos pasamos la jornada comiendo y charlando. Él es chileno con pasaporte español, su papá era aragonés y huyó de España tras la Guerra Civil española, vía Francia. Sólo escucha a Labordeta y música maña. Lo lleva en el alma, aunque intentó vivir allí y no le resultó. Hoy se dedica a la importación de productos para la Hostelería chilena, desde cerrojos hasta cubiertos; y le va muy bien. Patricia, sin embargo es 100% chilena ¿?, y tiene ese tono de piel que caracteriza a los que alguna vez se han mezclado con la población autóctona, ella apenas habló salvo cuando entré en comidillas de amores. Así son ellas, románticas, pasionales.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanto tiempo!!
pues sigue disfrutando por que ya dentro de poco vuelves no?
Disfruta, disfrutaa!!
besos

Ada

Jorge Bonilla dijo...

Hola Ada. Sí, cuánto tiempo, pero me alegra cada vez que sé algo de ti. Un beso y hasta pronto.

Sabrilu dijo...

Hola, cómo estás? Este verano voy a ir a Chile y tengo ganas de parar en Bahía Inglesa. Hay hostels?, porque por ahora estoy buscando y veo más que nada hoteles y cabañas, y la idea es ir a algún lugar más económico.

Muchas gracias!!