miércoles, 6 de junio de 2007

Cuestiones americanas. Sin pretensiones

Las dimensiones de las cosas o por qué todo es más grande
Cuando estuve en Canada comenté algo sobre el tamaño de las cosas, pero me he dado cuenta que es una pura imitación de lo que se estila por aquí, los EEUU. Todo es enorme si lo miramos con parámetros europeos, sí, digo bien, europeos. Los trenes, los semáforos, las avenidas, pueden tener más de 12.000 números, como la Venice Boulevard; los coches, aunque se va imponiendo la racionalidad, siguen siendo muy grandes, el nivel de 4x4 y similares es muy superior a España, además no se cortan un pelo y montan en sus pick up unas células –que así se llaman– inmensas, como trailers. Las caravanas igual, nada que ver con las dimensiones españolas. No es que entienda yo mucho de esto, mi análisis es únicamente producto de la observación, es decir de lo que veo cuando me traslado de un lugar a otro bien en la carretera o en los concesionarios que rodean todas las ciudades. De los camiones, para que vamos a hablar es de lo más bonito de este país. Me encantan. Los frigoríficos, las cocinas son como el doble de las nuestras. Las palmeras, los carteles, los neones. La maquinaría de obras públicas siempre he pensado que habría unas dimensiones estandar para todo el mundo, sobretodo porque así se abaratan costes de producción, pues para nada, aquí también son más enormes. Las mismas camas de los hoteles son superiores, las dividen en "king size" o "queen size" Cuál es más grande? Efectivamente, premio! Las king suelen ser de 2 metros de ancho y hay dos si pides cama de matrimonio. Increíble.

Una sociedad invadida por los coches. El respeto al peatón
Hay dos grandes diferencias entre lo que es la conducción aquí y lo que es en Europa, Por una parte el coche lo invade todo, en todos los sitios pueden circular, las ciudades, los pueblos están todos pensados para tener un medio de locomoción propio, para ir a todos los sitios en automóvil y uno echa en falta lo que denominamos zonas peatonales: no existen. No sé cómo será en Minneapolis o en Boston, pero en lo que se refiere al Pacífico no hay una sola calle dedicada única y exclusivamente a los peatones. Están obligados a convivir continuamente. Pero por otra parte las calles no están tan saturadas de vehículos como las nuestras, da la sensación, a lo mejor me equivoco, de que la velocidad media es superior a la de nuestras ciudades. Y algo importante hay una gran cantidad de parkings en todos los sitios, bien en solares vacíos, bien en edificios construidos expresamente para ello. Ya podían aprender algo por allí.
La segunda gran diferencia es el absoluto respeto por el peatón. Uno puede ir a ciegas que nunca le atropellarán, hasta los alemanes alucinan con el "urbanismo" del conductor estadounidense. Se paran a distancia, no corren por la zonas urbanas. Es extraño. Uno se siente realmente cómodo y tranquilo andando y cruzando las calles. Da igual dónde te encuentres, siempre paran.

Las donaciones a museos
Cuando entras en un museo estadounidense cada sala tiene un nombre, nombre que no coincide con el artista en ella representado, no, sino con la persona o empresa que paga para que esa sala siga existiendo. Además te va recordando a lo largo del trayecto que personas o instituciones sostienen con sus fondos que ese museo siga existiendo. Los hay que ponen un millón de dólares y los hay que ponen 1.000. Hay muchos anónimos, pero la mayoría deja impreso su nombre para la historia. Otro ejemplo, entras en el Centro Nacional de Stienberg y lo primero que encuentras es el patrocinador del mes, bien grande, para que se vea, luego en el interior cada sala o apartado tendrá su propio donante o patrocinador. El acuario de Monterey, por ejemplo, se debe en gran medida a la financiación de Dave Packard, el de Hewlett-Packard, personal, incluso colaboró con mono y guantes, y a través de su empresa. Pero además de él sostienen ese zoo acuático miles de personas. La financiación de los museos, acuarios y en general todo tipo de centro cultural no recae sobre las instituciones públicas, como ocurre en Europa, Ayuntamientos, Comunidades, Estado, sino totalmente sobre la iniciativa privada. En Europa, salvo algún caso excepcional, si que conocemos la ayuda privada, de bancos y grandes empresas a centros culturales pero no como socios financieros.

Sueños, ¡qué dejen de ofrecerme trabajo!
Hay dos tipos que me están acompañando durante todo este viaje, uno tiene que ver con la muerte, tanto mía como de algún allegado, es como una premonición, y aunque no me asuste, en lo referente a mi, me molesta que me siga a todas partes. Debe ser que como por primera vez en mucho tiempo no pienso en ella en vigilia no quiere separarse de mi y elige la noche para torturarme.
El segundo tipo tiene que ver con el trabajo. Nunca en la vida me había hecho tantas ofertas como durante estas últimas seis semanas. Todas ellas he tenido una oportunidad de curro, algunas veces de ida y vuelta como la de JS que pretendía que diese un cursillo sobre la educación en la Constitución española, o algo así, todo pagado, viaje de ida y vuelta inclusive. Otras como la de esta última noche, de ESM, subdirector de un conocido periódico de Madrid, con el cual aprendí mucho en mis primeros tiempos de diseñador, que estaba formando un equipo para sacar un proyecto en septiembre. Me pagaba un pastón y según él, era la oportunidad de mi vida. Me he quejado a todos de que ahora, justamente ahora, no busco trabajo, que estoy de maravilla tal como estoy. Y que realmente me agobia pensar en trabajo. Estoy absolutamente inmerso en otra historia. Les da igual insisten en que vuelva y muchos mejoran la oferta. Claro, me confunden, me hacen dudar si dejar mi viaje, atesorar mas pasta y emprenderlo en un par de años. A ninguno he dicho que sí. Yo creo que son trampas que me tiende el diablo, que no existe, para ver cómo reacciono. Seguro que cuando me encuentre de nuevo en España, lo busco, no lo encuentro y tampoco lo soñaré. Seguro.

¡Ya tengo uniforme completo!
Por fin. Por fin me decidí y entré en una tienda. Sudando. No había casi nadie, lo cual agradecí. Tardé poco. Sabía lo que quería y no me dejé apabullar por la extensa oferta, que es realmente lo que me agobia. En quince minutos lo resolví. Probarme, ajustar talla, no pensar, pagar y salir zumbando con dos pantalones, unos vaqueros blancos largos y unos cortos, hasta la rodilla, grises. Ese día fue de inspiración porque luego en los mercadillos de la playa de Venice Beach me compré unos piratas negros, preciosos. Hechos para mi desde China. Así que ya tengo todo tipo de medidas para mis piernas: largos, medios y cortos. Todo un lujo. Ya he tirado unos pantalones y una camiseta, hay que aligerar peso. Ah! se me olvidaba, también unas chanclas. Un acierto, ya estoy en Las Vegas y no me las he quitado.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

lo acabo de ver, en NY; avenida de seis carriles, mínimo; semaforo peatones rojo.Miran con traquilidad, si es que miran,y con la misma pasan. Yo creo que en eso tienen mucho de latinos, igual si vienen de jamaica o de japón; eso sí también un día, desde un café, ví a un tio esperar durante varios minutos un semaforo verde; era domingo, las ocho de la manana, ni un coche a la vista, ni dios a la vista.Sería alemán? Estaría meditando? Cada uno a su rollo. Pero hay gestos que a veces valen millones, es casi sólo un gesto la diferencia entre estar y ser,sentirte como en casa o fuera.
Por cierto cómo es sentir el aire en los pies después de tanto tiempo? Al menos tus pies se sentirán felices.
Ähm, se me ha olvidado algo hoy cuando hemos hablado. MUAC!

Anónimo dijo...

Fantásticas las notas. Así, breves, precisas, un vistazo, un olor por cada párrafo. Y cada vez más personales. ¿Para que vas a trabajar? Ni en sueños. El aire de ahí fuera te está sentando de lujo.
Hoy aquí las radios y los periódicos, además del castigo de siempre, tienen tiempo para hablar de calentamiento global y cumbres de los más poderosos: sólo ese país donde estás emite más gases/invernadero que el resto de los países occidentales juntos. Pero, claro, tienen todo más grandes. Los 4x4 son allí 16x16, las ciudades son cientos de veces más extensas, las camas son para jugar al beisball, ya lo cuentas muy bien. A cambio, sus vicepresidentes fracasados reciben premios. Qué curioso, un americano de traje, líder de referencia para ciertos valores de la vieja izquierda.
Bueno, sigue bien. Un beso.

Jorge Bonilla dijo...

Me dejan sin palabras tus comentarios JAES, porque me valoras mucho más de lo que yo lo hago. Besos.

farmabur dijo...

De lujo el viaje. Te seguiré de cerca.

Sigue así Jorge.

Anónimo dijo...

Un cineasta frances (sensible, inteligente, pedante y honesto)decia que el momento mas importante en la vida de una personna sobrevenia cuando reparaba en que sus hijos eran mas importantes que sus padres.Lo estas criando bien.Claro que cuesta, pero eso ya te lo podias imaginar. Equilibrio compañero; por mayor que sea la altura es lo que nos sostiene.Beso.
Pepito Grillo, ex- por EXcelencia

Jorge Bonilla dijo...

Hola Grillo, ex. No sabes bien lo que me está costando parir y criar a esta criatura, ¡Hay que alimentarla todo los días! No caigo quién eres.