sábado, 9 de febrero de 2008

Sucre, la ciudad blanca de las pintadas

Toda pintada, de blanco, impoluta. Toda pintada, de grafitis, manchada. Con gracia. Los que me seguís habréis visto en la sección No Comment algunas pintadas, pues pertenecen a Sucre en su mayoría. Ciudad estudiantil, turística y con cierta solera al ser y considerarse Capital Constitucional del Estado, aunque el poder central se encuentra en La Paz, desde hace más de un siglo. Los sucreses reivindican su derecho, patalean.

Bolivia nunca ha ganado una guerra. Existencia dudosa
Las ha perdido todas, la pobre. Desde mediados del S XIX sus vecinos le han ido quitando tierras. Todos. Primero fue la alianza Británico-Chilena, le quitó el mar, Brasil le pellizco dos buenos trozos, casi le deja sin selva. Los argentinos, por el Sur se apuntaron al banquete y se llevaron tres trozos, grande, mediano y pequeño, ¡en fin! A primeros de del S. XX Perú también quiso su parte de pastel. Se la llevó. Paraguay, pequeño, pero matón, en el año 35 fue el último en saciar su hambre, fue sanguinaria la lucha en defensa, y en ataque. Todas son guerras perdidas. Ha tenido otras guerras, internas, que ya se pierden antes de comenzar.

Cambas contra Kollas
Bolivia se quiere dividir, la quieren dividir. La selva, la ceja de selva, la Media Luna, así llamada, quieren decir adiós a Bolivia. Separarse, formar un nuevo Estado. Son las regiones ricas donde el petróleo y el gas fluyen alegremente y existe una mayor proporción de raza blanca, y peor se trata a la raza indígena. Santa Cruz los abandera, con fuerza. Quise ir para conocerla, las lluvias me lo imposibilitaron, en la prensa de Sucre leí que hubo muertos al día siguiente. Sabrá reponerse de esta enfermedad? Aguantará un siglo sin volverse a desintegrar? Quién lo sabe!

Mucha mendicidad
Demasiada, hasta ahora el país más mendicante, en todas las ciudades, en todas las calles, generalmente mujeres con un miembro o dos de su familia. Abuelas, mamás, jóvenes, todas las edades. Y niños, muchos niños rogando una limosna. No doy plata. Nunca. Y menos a los críos. Sentadas, inmóviles, con su mantas, sus aguayos, tanto aymaras como quechuas. A veces compro comida o les invito a comer.

El príncipe de Bolivia. Su palacio
Como en los cuentos. Estas tierras también tuvieron su príncipe, Francisco y su princesa Clotilde y su castillo de hadas, La Glorieta. Lo más interesante que he visto en arquitectura ecléctica de los últimos meses. Un palacio de finales del XIX, de rico, de príncipe, un principado, el de la Glorieta. Otorgado por un Papa debido a la labor filantrópica en pro de los pobres de su esposa Clotilde Uioste. Poco duró el principado, murieron sin descendencia.
El arquitecto tuvo que sudar, el encargo era reunir en una misma estructura la historia de la arquitectura europea, parece un palacio renacentista, minarete con cúpula bulbiforme, campanario gótico inglés, arcadas mudéjares, Una joya. El interior no puede verlo, está en reforma, financiado por Cooperación española.

!Comida gratis!…, pa´los extanjeros
Y que no me venga uno regateando que lo mato. Es tan barato llenar el estómago que da hasta vergüenza. Por ejemplo, un plato combinado, llamado Pailitas, con un trozo de lomito, un huevo, salchicha, ensalada y papas fritas, 75 céntimos de Euro, un jugo natural, grande, sabroso, 18 céntimos, una empanada rellena, 10 , ¿Sigo? Solomillo a la pimienta con cerveza y un cortadito , 3,96. Menús turísticos a 90 centimos. Es gratis o no, cuando se viene con valuta del hemisferio norte.

En busca de un dinosaurio conocí a una mujer…
Era la guía. Cecilia. Un belleza. Estaba impecable, cuidado corte, las gafas, los labios, los complementos a juego, aretes, collar y anillos. Y el paraguas o parasoles, en este caso…. Un conjunto perfecto. Y su voz… No os pasa a veces que con la voz veís los ojos, pues eso. Me dio su teléfono, esperó mi llamada. Lo hice, quedamos para desayunar y nos despedimos. Fue bonito mientras duro. Tranquis, sólo la conocí, tome un café y se acabó.
A pocos kilómetros de Sucre hay un parque cretácico, lo llaman, donde se pueden apreciar numerosas huellas, a demasiada distancia, de los diferentes saurios que pisaron esos parajes. Es una superficie, que debido a los movimientos tectónicos se ha transformado en pared.

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