miércoles, 2 de abril de 2008

Buenos Aires. Entretextos, pequeñas despedidas

Todavía no se ha bajado el telón, faltan unos días, pero algunas luces ya se van apagando. Se nota que le espectáculo va tocando a su fin. Ayer fue un día emblemático. Me despedí de mi último hotel, aparqué mi último bus, abandoné los pantalones cortos y me deshice de un par de camisetas absolutamente descoloridas. Hoy, el último peluquero. Son días de despedida, cada día se acaba algo…. Ya resto, no sumo.

Sobre ruedas
Bus, omnibus, busetas, colectivos, express, micro, camión de pasajeros, camionetas, "Por puestos", taxis, pick ups. ¡Llámadlos como queráis! En más de 100 he montado desde Fairbanks, la primera furgoneta en Alaska, hasta el coche de línea de dos pisos a Buenos Aires, Argentina. ¡Más de 100 medios de transporte por carretera!, sin contar aviones, avionetas, barcos, ferrys, lanchas, canoas o pangas…Tantas noches, tantos kilómetros… Ni un solo problema, he montado en verdaderas ruinas dignas de museo hasta el último…, de lujo, en coche cama, primera vez. Ida y vuelta a Iguazú desde Buenos Aires. No hay imágenes de este último trayecto, no sé lo que me pasó…, se me fue la olla…, las tengo de decenas de buses…, menos del último. Me jodió, me jodió mucho ayer cuando me di cuenta.

De camastro a camas voladoras
En cuántos hoteles habré dormido. ¿90, 100? Algún día los contaré. Ayer también fue el último, en Puerto de Iguazú, cerca de las Cataratas. Fue en un albergue, preciosa recepcionista, con internet, buen precio; una habitación simple con litera, un poco angosta, pero funcional y si abres los ojos todos tienen un detalle lindo, éste calentaba el agua bajo una fogata.
.A pesar de tanto cambio, de pasar cada tres días en una cama diferente he dormido como un tronco en cada una de ellas, sólo en una, en San Salvador, me pareció un auténtico camastro, las demás desde malas hasta de lujo, que en lugar de acostarte flotas encima de las sábanas.

Y el ganador ha sido: ¡Argentina!
En Peluquería. Sin lugar a dudas es él que más se lo currado, Ricardo, argentino, lo ha hecho con esmero. se ha tomado su tiempo y me ha dejado bien. El segundo mejor, un boliviano de Cochabamba que había vivido en Madrid, lo suyo era arte con las tijeras. Yo calculo que unos diez me habrán pelado. En general las mujeres que me lo han cortado lo han hecho mucho peor que los hombres y demasiado rápido, a pesar de que les insistía que me dejasen guapos para que las chicas se desmayasen por la calle al verme, pues ni con esas, fatal.

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