sábado, 5 de mayo de 2007

¡Que la Madre Naturaleza deje paso al urbanita!

Ya estoy camino del Sur, en total 41 h. de autobús entre Whitehorse y Vancouver. Ahora me hallo como a la mitad del recorrido, entre Dawson Creek y Prince George, y se nota, se nota que hemos abandonado el crudo Norte. En esta parte del trayecto, las temperaturas son más suaves, llueve, los campos empiezan a verdear, aunque los bosques lo dominan todo ya se ven praderas, granjas, vacas, ovejas, caballos pastando. La oreografía no es tan radical, las formas se suavizan… los ríos llevan agua y han desaparecido los hielos. En las cumbres, éste es un país montañoso, la nieve no es tan densa como en el Yukón. El paisaje en general es más amable, más humano y recuerda a Centro Europa.
La diferencia con Europa es la densidad de población, estamos en la Alaska Hgw, eje central entre el Norte y el Sur de Canadá –construida por los estadounidenses para abastecer a sus tropas del Norte después del ataque a Pearl Harbour– y apenas se ve circulación; sí, algún camión, algún coche, cuando nos acercamos a un poblado, pero esto está vacío. Y para que engañarnos estoy empezando a estar un poco harto de tanta naturaleza y dado que no voy a ver bichos, pues que se acabe ya. Este recorrido, de casi 1.500 km, ha sido duro, docenas de paradas para dejar paquetes, periódicos o para recoger algún pasajero, en ningún momento hemos sido más de diez en un mismo trayecto en un autobús poco canadiense. Esta ha sido una constante en mis recorridos norteños: seis en el tren a Fairbanks, éramos dos a Whitehorse, otros seis de media hasta Vancouver. Es extraño, muy extraño. Por necesidad esta gente tiene que ser diferente, no sé cómo, pero esas casas aisladas a kilómetros unas de otras tienen que forjar una personalidad muy peculiar.

Ultima decisión: cambio de nombre
Y no precisamente por el que aparece en la foto, ciudad en la que realicé el segundo transbordo de autobús, sino por como suena mi nombre por estos lares. Me doy por vencido ya no soy Jorge Bonilla a partir de ahora me paso a denominar Joje (la primera "j" aspirada, como si de una "hache" se tratase) bonila. Cuando llegue a tierras latinas a ver qué hago, pero seguro que no suena como en casa…

¿Qué me pasa doctor?
Había notado ya algunos síntomas antes de emprender el viaje y lo achacaba a alguna mala digestión causada por los nervios de semejante aventura. En el avión hice examen de conciencia y no acababa de encontrar la razón. En Chicago hice mis necesidades sin ningún problema, así como en el resto de viaje. Llevo ya más de 15 días y, oye, visito el excusado con la regularidad que me caracteriza y además no hay nada que indique irregularidad intestinal, pero… cada vez que me muevo de ciudad aparece y me persigue hasta que me asiento en un nuevo hotel. Da igual que sea en avión, barco o autobús, el día antes empiezo a peer como poseído por el diablo y ya cuando me siento en el susodicho medio de transporte doy recitales de ventosidades que desaparecen a las pocas horas de tener residencia. ¿Qué me pasa, doctor? "¡Esta claro, Vd. tiene estrés anal!"

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Jorge. Alucinante esto de buscarte en google y encontrarte, me ha gustado mucho. Espero y deseo que te vaya todo lo más bonito que puedas, he leido hoy todo lo que has escrito desde el principio y ......... me he enganchado, no dejes de hacerlo.
Disfruta .........

Jorge Bonilla dijo...

Que sorpresa, princesa!! Gracias. Yo pensé que te había mandado la dirección del blog. Keep in touch, princess!!

Anónimo dijo...

estamos siguiendo tu viaje con mucho interés y probando si soy capaz de mandarte muchos beso, las fotos son muy bonitas, ya hablaremos o lo que sea.
amparo

Anónimo dijo...

hola Joje (con h aspirada) soy Julian, estoy alucinando con tu viaje. Te espero en Managua.
Besos

Anónimo dijo...

ENHORABUENA BONI. SOY MAF. ES BRUTAL.