Costa Rica 2, pura vida

Ese es el eslogan oficial del país y expresión que utilizan los ticos para saludarse y decir cómo se encuentran. Es un magnífico lema. Pura vida! Realmente esto parece la Suiza Centroamericana, por el verde, que lo impregna todo; por la lluvia, constante; por las montañas, sube y baja. Eso sí, con ritmo caribeño, porque lo que es prisa no la tienen nunca. Pueden tardar una hora en servirte que no les importa, están en su derecho, es su tierra, es pura vida. GRL se desesperaba, acababa de llegar, yo ya estoy acostumbrado, llevo meses de viaje. Que bonito suena: meses de viaje.

El país de sube y baja
Para recorrer CR hay que armarse de paciencia porque si bien todo lo turístico está muy bien organizado sus carreteras se han quedado pequeñas y es un tortura subir cualquiera de sus cerros detrás de un camión, trailer o pick-up cargada hasta los topes. Además los conductores no saben lo que es el cambio de marchas y agarran la directa hasta la meta. Pura vida. Pero no hay que desesperar, el país de los ticos tiene unos paisajes maravillosos y una gran diversidad de producción agrícola con lo cual es un festival para los ojos ver todas sus bellezas: cafetales, extensiones inmensas de plantas ornamentales, bananos, piñas, pueblos nada especiales pero cuidados, arcenes y vados bien segados. De cuento.

El espectáculo de un volcán
Me fascinan, son como un imán, allí por donde paso hago lo posible por verlos, el año pasado el Masaya y el Mombacho en Nicaragua, y el Pacaya –anduve entre la lava– en Guatemala. Es precioso ver las formas que crea según sea su densidad. Otra obra de arte más de la naturaleza.
Hay que decir que los ticos se lo saben montar, en torno a una serie de volcanes activos, nosotros estuvimos en el Arenal, han montado toda una industria, ¡y a qué precios, porque se pasan varios pueblos en todo! Tirolina, puentes colgantes, caballos, kayak, caminatas, aguas termales, todo lo que quieras y que tenga que ver con la naturaleza, envuelto en un paisaje exuberante, lleno de árboles, palmeras, flores y riachuelos que le dan al conjunto un aspecto mágico. Y claro, la lava, que vimos la última noche y que mi cámara no pudo, no supo reflejar.

Me confieso: odio los Resort
No están hechos para mi. Ya pueden tener todo el lujo del mundo, exquisitos buffets, los servicios más completos, las actividades más diversas, me da igual, son aburridos, son un coñazo… Vives ajeno al mundo y da igual que estén en Cuba o Thailandia. Son todos idénticos. Son islas incomunicadas, todo es tan bonito que resulta ridículo. Son la antítesis de lo que yo busco. Cuando alguien ha estado en uno ha estado en todos, además cuando el personal vuelve a su casa y les preguntas qué tal las vacaciones te responden "el hotel con todo incluido estaba muy bien" y yo me pregunto pero has visto algo. Seguro que no, sólo el hotel, sus tiendas y sus comodidades. Turismo puro.
Todo esto viene a cuento a que la última noche estuvimos en uno de ellos, Punta Leona, en el Pacífico, alejados de cualquier población, encerrados entre sus bosques y playas, sin forma de salir si no tienes vehículo propio.
Hay una excepción: te acabas de enamorar y quieres ir con tu chica a un lugar apartado y de lujo, no quieres ver a nadie, ni nada, sólo quieres tener ojos para ella, sólo queréis follar, comer y tomar el sol, entonces vete y folla sin parar. En esos momentos ni importan el paisaje, ni el color de su gente.

Mi amiga Gema
Me resulta complicadísimo hacer un perfil suyo, me parece más fácil hacerlo de alguien que acabo de conocer que de una persona que quiero, estimo y aprecio desde hace tantos años. Qué se puede decir de alguien que conozco hace 20 años, que me ha dado cobijo en su casa cuando volví de Alemania, que me ha prestado dinero cuando lo necesitaba, que me he cuidado con amor cuando yo estaba de psiquiatra. Cómo definir a una amiga a la que confieso todos mis secretos, junto a la que he dormido como si fuese una hermana y que se ríe con ternura cuando le comento alguna desgracia. Maravillosa, esa es la palabra. Ella es de esas personas que cuando la tienes de amiga es para siempre, aunque pasen años sin verla, aunque estés meses sin llamarla. Siempre estará ahí. Con su chico JAES, con sus niñas, que la torean como si fuese una novata, –nadie nos enseña a ser padres, lo aprendemos caminando–. Estos días ha sido ella la que ha llevado la batuta, la que ha organizado el cotarro, la que se ha enfadado cuando presuponía que algo no me iba a gustar: se mosqueaba más que yo mismo, debía tener mala conciencia, yo hubiese querido llevarla a Nicaragua, pero ella no se atrevió por sus hijas, ésa fue la razón de ir a CR. Para mi ha sido comodísimo y espero que nos veamos durante la Semana Santa en Argentina, con JAES seguro, con las niñas no tanto. Gracias por existir, Gemuli.

Ahora empieza la aventura…
La de verdad, la que acojona porque no sabes lo que te depara. Por tierras inhóspitas, por terrenos desconocidos, territorio narco, sin turistas, sin carreteras, sin saber ni cómo ni cuándo llegaré al próximo destino. Sin internet, ni cobertura, en algunos poblados sin luz, incluso. Estoy en La Ceiba, Honduras y me voy a la Mosquitia, costa sur del Caribe hondureño y de casi toda Nicaragua. Por lo tanto creo que me despido de vosotros por un tiempo.