viernes, 14 de marzo de 2008

El Evangelista, un ferry mochilero

De Puerto Montt a Puerto Natales, un trayecto de cuatro días y tres noches. No es un crucero, es un barco de carga que también transporta pasajeros. Cómodamente. Nada que ver con el que tomé en el Amazonas, ni de aspecto, ni en pasajeros. Dormí en litera en la sala de todo compartido, espacios y baños. Y antes de tomar posesión de mi cama tres jóvenes me preguntaron si era Jorge Bonilla, les dije que sí y les mire extrañado, pensando "de qué coño saben mi nombre": la recepcionista les había dicho que dormirían con otro español.

Tres colegas por el Cono Sur
Tres médicos después de un examen, se conocieron en Roma cuando Erasmus les hizo coincidir allí, Javi de Cádiz, Luis de Salamanca y Borja de Burgos. Desde entonces se profesan una amistad férrea y prepararon juntos hasta hace un mes el MIR en Oviedo, este era su viaje de descongestión, una cura. Son amigos en el sentido más profundo de la palabra, se insultan, se encabronan y se putean entre si como sólo saben hacerse los coleguillas. Al mismo tiempo se quieren y son un piña. Cada uno con sus manías y sus prejuicios, pero la amistad lo puede todo y está por encima de todas las cosas. Charlamos mucho, en un barco es lo que más se hace –además de leer y mirar– de política, de mi viaje, sus estudios, mujeres y de la vida en general. Buena gente, buenos bebedores, iban pertrechados de dos botellas de whisky y de alguna cosa más… rico, aunque escaso. Estaban enojados por la dificultad de pillar por aquellos lares. De cuatro semanas disponían, para visitar mucho, muy rápido, demasiados aviones. Son jóvenes y el movimiento les va, marcha, marcha. Ninguno ligo, aunque todos lo hubiesen deseado.Yo también. Borja, el burgalés, era el que mejor entraba, en palabras de Javi, cogía el balón, regateaba bien, sabía llevar la pelota, pero cuando tocaba tirar a puerta fallaba, no sabía rematar la faena, era el único sin novia.

Microcosmos mochilero
Aquello parecía la Naciones Unidas, aunque la proporción germano parlante dominaba, después la gringa, pero también había ingleses, holandeses, franceses, japos, asíáticos sin determinar; algunos israelíes, españoles y naturalmente chilenos, no de vacaciones sino de traslado, la mayor parte de ellos se arrinconaban. No era su medio, eran ciertamente los extraños. Es curioso esto. La gran diferencia con el Amazonas estriba en ello. Allí la población autóctona era la protagonista, aquí son los extranjeros, somos los turistas. Entendéis la diferencia, porque aquello fue mágico y esto únicamente está muy bien.… Me puedo tirar un buen rato disertando sobre el tema, pero paso.

No se veían maletas, en la Patagonia apenas se ven. El visitante es de tipo aventurero, con su Lonely bajo el brazo, viene a mover las piernas, a caminar. Muchos incluso a acampar. Lo que domina es la mochila, no


importa la edad del que la lleva,
desde jóvenes hasta jubilados centroeuropeos, que no pasan por lo de viajes organizados. Tienen su valor, iban a su aire.
En este tipo de espacios donde compartes durante varias jornadas la misma superficie, los mismos baños o comedores, clasificas desde el principio, buscas tu terreno y analizas al personal –y no sólo yo, sino todos–, los que te caen bien, a los que quieres conocer, a los que odias sin razón y quieres tirar por la borda, a los que quieres evitar sin saber por qué, a quién te follarías y a quién nunca se lo harías. Son microsociedades en las cuales se halla (casi) todo el abanico humano. Yo, personalmente estuve bastante autista, y salvo con el trío médico y dos hermanos chilenos, él y ella, apenas me relacioné. Ante los alemanes me hacía el longuis y no me mostraba como parlante de su lengua sino como un tipo raro que no paraba de fumar y dar vueltas por la cubierta. Huí del contacto.

Decorados
Espléndidos, como corresponde a la ocasión. Un barco que se traslada entre canales, fiordos, a mar abierto, estrechos pasos; islas, islotes y archipiélagos; que se para en un lugar perdido, con 250 habitantes a recoger pasajeros; que se mueve entre montañas, cerros arbolados y nieves perpetuas,; que se acerca a glaciares y choca con pequeños icebergs desprendidos de la mole de hielo; que se mueve en las cuatro estaciones del año en pocas horas: sol abrasador, vientos descomunales, lluvia y niebla; una barco fantasma, semihundido, envuelto en la bruma a última hora de la tarde. Un escenario.

–Ya tenemos la peli.
–¿Y la protagonista femenina…?
–¡Eehh…! No la hubo.
–Ya se jodió la peli.

Secundarios
Olvidaba el servicio, a los secundarios, a los planos de relleno: la tripulación. Salvo el grupo de animadores que con sus charlas, interesantes, sobre el recorrido profundizando en los glaciares, formaciones rocosas, población autóctona y … y …¡el bingo! –como no podía faltar– tuvieron un papel mayor que el de figurantes. Se lo curraron. Perdón, no tengo imágenes. Otro fallo.

–No insistas, no hay prota femenina. Sin chica, no hay peli.
–¿Y si me invento una?
–Pues entonces hablamos.
–Pero si ésta no te mola por demasiado gringa, tengo otra…, digamos más…, con más chispa, más historias, alejada de nuestras costumbres, más exótica.
–Otro día me la cuentas. Ahora estoy liado.
–Ciao.
–Hablamos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda majete, cuéntanosla a nosotros. Qué vida te estás dando cabrón.

Anónimo dijo...

yo quiero estar en la peli....

Camila dijo...

Como estoy organizando mis vacaciones, me interesan las diferentes noticias y cosas que pueda obtener al respecto. Tenia ganas de obtener informacion de los vuelos
economicos que ofrece la aerolinea volaris
porque me los han recomendado mucho