lunes, 31 de marzo de 2008

Península de Valdés, un riconcito para la humanidad

Después de pasar semanas en hoteles llenos de público llegué a un lugar donde era el único huésped, al menos los primeros días. Me entusiasmo. Tanto, que me quedé un par de jornadas más de lo pensado. Los kilómetros pesan y me tomo los destinos con más tranquilidad, sin prisa, deseo acabar este blog con el viaje, que mi regreso a España coincida con el punto final, aunque es muy probable que añada algunos apéndices, son tantas las cosas que se quedan en el tintero. Fue en Puerto Madryn, en la Península de Valdés, a 1.500 km de Buenos Aires, rumbo al Norte.

¿Ciudad o pueblo?
Al llegar a este destino tienes dos posibilidades, o quedarte en Puerto Madryn –ciudad de veraneo y con inmensas playas pedregosas.; el agua ni lo probé, tampoco nadie se bañaba, la temporada ya ha pasado. Lugar moderno, con detalles en arquitectura, rica repostería y bonitos bares. Larga costanera, cuidada para pasear– o acercarte a Puerto Pirámides, donde los barcos son traídos en tractor a tierra , más intimista, más cercana a la naturaleza, ideal para ir en pareja o para reencontrarse. Me quedé en el primero, por una cuestión de conexión, me dijeron que en Pirámides no había Wifi. Mentira, luego pude comprobar que sí había. Pero me lo pasé bien con los madrinenses en la Posada del Catalejo.

¿Quién no conoce esta forma?
Es eterna, todos la hemos visto decenas de veces, los que tiene hijos más, cuando eran niños y al ser padres. Vuestros hijos lo reconocerán antes que vosotros, es una cuestión de cercanía, de unos ojos más limpios. Es la forma lo que importa. Por aquí estuvo un piloto, francés, transportando el correo entre las regiones e inmortalizo esta pequeña isla llamada Pájaros dándole otro contenido: una serpiente con un elefante en su interior, ¿o era un sombrero? Efectivamente, Antoine de Saint-Exupéry en El Principito. Eso cuentan…

Un riconcito de la humanidad
Pues esta isla se divisa desde Península Valdés, un riconcito lindo, unido por un estrecho istmo al continente y con gran variedad de fauna, marítima. No sé si conocéis un documental de National Geografic sobre orcas en el que una de ellas se arrastra playa arriba para cazar una cría de lobo de mar y se la zampa. Pues fui a ver lo mismo. Había un 5% de posibilidades de coincidir, y no ocurrió. No vi a las mal llamada ballenas asesinas. Se buscan la vida.

No obstante pude disfrutar de los enormes elefantes de mar, unas bestias pesadas superiores a 5 m, los repetidos lobos marinos, que me han acompañado desde Chile por todo lo que es la costa; una pequeña comunidad de pingüinos magallanes, armadillos y algunos bichos más. En el invierno austral es seguro ver a las ballenas francas pariendo y alimentando a sus crías. Debe ser un espectáculo precioso, yo las vi por vídeo.

Los argentinos deberían ser excomulgados en bloque
Por su afición a la carne, por la falta de respeto que tienen a la Biblia, por la cosa esa del ayuno, porque hay ciertos momentos en la vida en los que hay que comer pescado, porque no todo es carne y la carne lo es todo en Argentina. Exquisita, los mejores cortes, unas parrilladas de espanto, de siesta, el hambre ya te entra paseando cuando sientes a lo lejos el humo de un asador. Carne, pura carne. Lomo, Bifé… El asado de tira, a pesar o por su grasa es especialmente sabroso y es muy triste, tristísimo no poderse comer esa porción de colesterol, porque sabe de muerte, pero desde que ingresé en el frió austral como más y me estoy poniendo cebón –¡que van a decir las chicas de mi!– e intento cortarme, pero me cuesta, me cuesta.

Israelíes hasta en la sopa
Argentina está repleta de turismo juvenil israelí, más joven que el que encontré en Panamá, suelen ir en grupos mixtos o muchas chicas de a dos, con unas mochilas inmensas, tanto hombres como mujeres, a ellas a menudo no se las ve. Están en forma, la mayoría acaban de realizar el servicio militar (ellas dos años, ellos 3) y disponen de unos meses de inactividad hasta que empiecen la Universidad o una actividad laboral. Su vestuario no difiere en nada del occidental. La moda es la misma. Cuando comen rezan con una servilleta de papel como kippa sobre la cabeza. Se dedican a pasear por tierras amigas y la Argentina lo es. No son muy bien considerados, según me cuentan, por ser demasiado peseteros. Poco he charlado con ellos, una pena, mi inglés es fatal. Y aunque defiendo su derecho a un Estado, cada vez que los veo me hago la misma pregunta, cuántos de ellos habrá matado a un palestino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ganz nebenbei, warum hat keiner von all den Frommen die Psychoanalyse geschaffen, warum mußte man da auf einen ganz gottlosen Juden warten?

Sigmund Freud (1856-1939), östr. Psychiater u. Neurologe, Begr. d. Psychoanalyse

Anónimo dijo...

¡¡¡Extremeños asesinos!!!