martes, 22 de mayo de 2007

San Francisco, la puerta dorada de occidente

Entré mal. El autobús me dejó en Market Street. Puro centro. Anduve unos metros hasta mi hotel y a los mendigos había casi que saltarlos para avanzar. Mal rollo. Llegué al hotel. Entre la sexta y la séptima avenida. Antiguo. Vende "el charme de un viejo hotel europeo". Que puedo esperar si he pagado 46$ por internet, aunque en recepción pone 80. Ningún hotel de esta ciudad baja de esa cantidad. Check in. Subo, entro. Me siento como un cuadro de Hopper, en soledad, resignado, aislado: muy bonito de ver, muy duro de vivir. Ducha. Correos. Calle. ¿Dónde estoy?" Borrachos, mendigos, locos Crackeros. Negros, blancos, asiáticos. A decenas. No es broma.
Según un empleado del hotel, italiano de nacimiento, con "31 años y medio en cada pierna" y que llego a los 19 a esta ciudad antes no era así, antes los policías eran los irlandeses y los italianos los delincuentes y cada uno sabía su papel, había respeto, "ahora todo es basura socialista". "No quieren trabajar, todos ellos han nacido aquí, no veras a un mejicano o a un vietnamita tirado como estos cabrones" afirma sin cortarse.

¿Quién vive aquí? Una ciudad cosmopolita
Gente, mucha gente, así son las calles de SF, siempre llenas y es que es la ciudad de EEUU. con mayor densidad de población después de Nueva York, pero sólo el 55% son realmente "blancos occidentales" el resto es un crisol de nacionalidades siendo la más numerosa la china con casi un 18%, seguida de la hispana con un 12%, el resto muy repartido. Estos datos deben imprimir un carácter muy especial a una ciudad que una estancia de cinco días difícilmente puede descubrir. Si además añadimos que es un destino turístico por excelencia provoca que sus calles posean un gran colorido. Siempre hay algo, siempre pasa algo.

¿Dónde están los yanquis?
A los españoles en general nos domina un gran sentimiento antinorteamericano, hablamos de los yanquis con desprecio, influenciados evidentemente por el poder de este coloso, por las barbaridades de sus mandatarios y por el tipo de americano que aterriza en nuestras ciudades y playas. Los identificamos a distancia: esa cara de bobalicones, bastante horteras vistiendo, con pantalones cortos a cuadros y su eterna gorra de béisbol. Y claro nos equivocamos, porque llevo dos semanas en los Estados y no los veo, no los encuentro. Sí, alguno se distingue entre tantos. Los hay, los he visto pero sobretodo lo que he visto es americanos (estadounidenses, ya lo sé, pero es tan larga) de a pie, de pelo largo y corto, con sus vaqueros y camisetas como tú o yo, horteras y elegantes. Gente a la que amarías u odiarías cada día que sales a trabajar en tu ciudad. Por eso es bueno viajar, porque se diluyen exponencialmente los prejuicios que tenemos sobre otros pueblos. No he conocido a nadie, lamentablemente. Todo lo opino por observación: la perspectiva del mirón, pero sé que ha habido mucha gente que hubiese deseado hablar, saludar e incluso besar.
En muchos momento sé que estoy en los EEUU porque hay alguna, muchas, banderas que me lo recuerdan, de lo contrario podría dar la sensación de que estoy en cualquier otro lugar maravilloso del planeta. Es como si cuando viajan los españoles en grupo y casualmente ese grupo son ellas con mechones y ellos con castellanos pudieran pensar los habitantes de los países visitados que el resto de los españoles somos iguales. Pues no. Gran error. Sé que esto es muy simple y que hay dos mil pequeñas cosas que nos dicen que nos informan que estoy en el Imperio, pero creo que se entiende lo que quiero decir.

Y la coca cola, qué
Pues lo mismo, casi no la veo, quizás en otros Estados sea diferente, no lo sé. La Pepsi,sí, pero también menos de lo que uno pudiese imaginar. La gente bebe litros de café y té. Limonadas, cerveza y aquí en California vino (lo del alcohol es un tema que no acabo de entender, en cada Estado hay una normativa diferente respecto a las restricciones. En California, más aperturista, únicamente no dejan beber a los menores de 21 años. Más de un vez me han pedido el carnet (I.D) para demostrar mi edad, ¡con mis canas y arrugas!

Y las hamburguesas?
Las hay, palabra y los fish & chips, pero no creo que haya lugar en el mundo (y hablo por Vancouver, Seattle, Portland y aquí) donde haya tantos restaurantes japoneses, chinos o mejicanos. Siempre están llenos. Aquí se come de todo, pescado, marisco, cerdo, pollo y vacuno. Más que los reyes del fast food, son los reyes en la creación de conceptos para la exportación. porque… qué es comerse un bocata más que la versión clásica española de la comida rápida, es decir, fast food.

Muchas ciudades en una
San Francisco, Frisco, para los amigos, es bonita. Hay cosas que ver, mucho que ver, (una de las razones, ha habido otras también, de mi retraso en las entregas ha sido pensar que no daba a basto con todo) te puedes tirar una semana tranquilamente sin parar de hacer cosas. Portland, a pesar de lo que me gustó, es una etapa intermedia, para no hacer nada, descansar y mirar. Aquí no, aquí el cuerpo te pide ir de un sitio a otro. Caminar, subir una colina, bajar otra colina –cuarenta, me comenta una lectora–, coger el tranvía, darte un paseo en bici por los kilómetros de parques que posee o realizar una escapada a los alrededores, puro lujo. Tiene museos–el SFMOMA (Museum of Modern Art of San Francisco), un buen cofre con magníficas joyas en su interior–, tiene una buena escuela de diseño, tiene muchos barrios con sus particularidades, chino, italiano, gay, hippie, yuppi, de todo, con una caracteristica común la belleza de sus casas, a cada cual más bonita, a cada cual más cuidada, las "painted ladies" las llaman a estas pequeñas mansiones de estilo victoriano levantadas, no hay que olvidarlo, por obreros irlandeses en los años 30. Y el puente del Golden Gate, verdadera puerta al Oeste de la bahía de SF. Lo domina todo y lo cuidan como a un niño pequeño: Es majestuoso a la par de sencillo, no tiene ninguna complicación pero eso mismo lo hace esbelto: pura ingeniería, pura belleza como a mi me gusta.

Mañana o pasado: El verano del amor. La materia de la que están hechos los mitos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola yooorch.Después de unos días de ausencia te releo y te sigo y me pongo al día.Enhorabuena por lo del tabaco, vuelves a ser de mi club.!Qué casa la de Portland! y las de San Francisco. Yo me quedo con eso.Tus fotos cada vez son mejores.Un abrazo muy fuerte

Unknown dijo...

Hola jorge, coincido con "Lur", no sé quien es...Tus fotos son muy buenas. Me parece fantástico lo que estás haciendo y como lo llevas.
Este fin de semana estaré en Burgos con Javi y sus chicas.
Besos

Anónimo dijo...

Hola Jorge, te retomo despues de un tiempo. Yo conocí San Francisco de la mano de una americana que vivia en San Jose (cerca de la ciudad) Nos alojamos en un hotel que tenía un teatro y vimos juntos (con un indio boliviano que nos acompañaba)el Fantasma de la Opera.
Despues fuimos a un sitio famoso por sus roqueros del que no recuerdo el nombre a tomar una biira y acabamos en el bar de Clean Eastwood en Carmel.
Al día siguiente fuimos a un concierto de Sade en San José, todo el mundo tumbado en mantas, en la yerba.
Fues bastante alucinante todo ese viaje.
La isla en la que esta la prisión de Alcatraz la vi desde la orilla del mar.
Me gustaron muchos los tranvias y sobre todo las perosnas que los conducen. Creo que San Francisco, seguramente con New York que no conozco, es el último reducto de libertad que queda en USA.
Lo de encontrarse a uno mismo es un lema muy bonito, !pero es super jodido!. Los viajes son una estupenda oportunidad para hacerlo, uno se encuentra solo y eso es bueno, porque solos estamos y solos morimos y cuanto antes nos mentalicemos de eso pues mucho mejor, menos sufrimiento para el cuaderno de bitacora.
Yo he viajado mucho y al final me he dado cuenta de algo muy sencillo que pude ller hace unos años en EL Alquimista: el tesosro esta enterrado en el jardín de tu propia casa.
Un abrazo viajero desde la patria de sandino.