martes, 8 de abril de 2008

Fin de viaje, os presento mi casa




Ya está. Se acabó. He regresado a casa, he vuelto a mi hogar. El año sabático ha finalizado. ¿Si tenía ganas, os preguntaréis? Sí y no, hay sentimientos encontrados. Sí, porque estaba cantado que tenía que volver, se me terminó la plata, y entonces es mejor mentalmente hacerse a la idea y no torturarse. Me gusta mi casa, me gusta mi ciudad, no vengo al infierno.
No, porque he visto nuevos mundos y eso crea adición, de conocer. No puedo ahora hacer una gran reflexión lo que han sido estos 355 días, pero sé que he sido enormemente feliz, que la sangre me ha hervido, que he amado, que he llorado de alegría, y que lo único que me ha costado trabajo ha sido hacer la maleta más de 100 veces, ¡lo odiaba!, pero si eso es un problema que sean todos así.
He vuelto sano y salvo, no podía ser menos. Cada vez que en mi vida he proyectado alguna empresa con plena convicción me he cubierto inconscientemente de una pátina que me protege y permite que me salve de todo mal. Solo así me explico que haya tenido mil experiencias y nada más dos o tres anécdotas desfavorables. Nunca en la vida hubiese imaginado que todo me iba a salir tan bien y en parte os lo debo a vosotros, lectores, que me habéis acompañado y aguantado durante este tiempo y me habéis hecho este viaje mucho más fácil. Gracias a todos y muchos besos.

Acaba el viaje, no el blog
Como comprenderéis ha habido un montón de temas que no he podido abordar. Hace unas semanas había decidido acabar el blog hoy, con la vuelta, pero después medité el hacer una serie de epílogos (uno a la semana, no más de seis) sobre datos, fotos, reflexiones que me apetece presentaros. Así que nos seguimos viendo. Otro beso.

lunes, 7 de abril de 2008

Hasta luego, América, volveré



Son las 7.38 am, en hora y media viene el taxi a buscarme, lo llamé ayer y acordé un precio; a las diez, hora local, tengo que estar en la ventanilla para tomar mi pasaje. Mañana martes aterrizo en Madrid. Me despido de América y su gente, de toda ella desde Alaska hasta Ushuaia. Ha sido emocionante. Nuestros pasos se volverán a encontrar, en cualquier lugar.


¡Vení a Buenos Aires, es relindo!

Efectivamente, una gran ciudad, los primeros días me recordaba a Madrid… Avd. 9 de Julio (La Castellana), Plaza Santelmo (Plaza Dos de Mayo), pero no hay dos ciudades iguales, no, no, no. Buenos Aires es única y su otoño actual no tiene nada que ver con el nuestro, ni la humedad de las paredes, ni las letras que rotulan las calles. Todo es diferente y sin embargo recuerda…
Disponía de cinco días perdidos, en los cuales podía ir desde Iguazú a… otro… lugar… más…, pero pasé, olímpicamente. Decidí volver a Buenos Aires, a casa de Silvia y Alejo, donde ya me hospedé durante la Semana Santa. En esa primera vez apenas visité algo –Puerto Madero, arriba y abajo–, estuve mucho en casa y si me moví fue por algún compromiso social. Esta segunda semana si que he realizado una excursión diaria por la ciudad, Santelmo, La Recoleta, La Boca. Tres barrios, tres historias, una misma ciudad.e

Silvia y Alejo, la romántica pareja local
Tanto pinta, pinta tanto… Apellidos italianos, pero nada más, ellos son argentinos, de pies a cabeza.16 años de casados y aún se abrazan como recién enamorados, él le llevaba a ella todos los días el desayuno a la cama, "es que le cuesta mucho despertarse" me decía con voz mañanera de no molestar. No los conocía, vine aquí porque un amigo común, AdG, nos puso en contacto y ellos me ofrecieron su hogar porteño. Acepté, a pesar de no gustarme mucho ir por casa de gente, pero en cuanto entré en el palacio que viven sabía que me iba a encontrar bien. Me ofrecieron cama, baño e internet. Mentira, me dieron mucho más, realmente les invadí la casa. Lo siento, tenía mucho trabajo y debía acabarlo.
Silvia es del gremio, directora de arte curtida en mil revistas, apenas hemos platicado sobre diseño, sí sobre Argentina, a veces con diferencias de criterio; tiene un ritmo raro de trabajo, trabaja dos semanas a todo trapo y el resto… no va. Yo la pillé de cierre, en una revista agraria, Chacra, en el momento de la huelga del campo: llegaba agotada a casa, encendía el tv, un cigarrillo y sus ojos decían: ¡por fin, mi paz!
Alejo, cantante-actor, actor-cantante, con voz de trino; tiene un combo. Los amados, cantan música latinoamericana de ayer, de hoy y de mañana. Música que no muere; la dan un giro y realizan un espectáculo, especie de café teatro romántico, se disfrazan y hacen su juego, parecen divertirse. En España ya han estado y regresan en el próximo otoño, habrá que verlos.

Puerto Madero, de galpón a viviendas de lujo
De almacén a centro financiero. De lugar de ratas a espacio enmoquetado. El cambio fue "antesdeayar", a principios de los noventa, un área junto al río que se quedó viejo nada más nacer. Ha estado casi 100 años abandonado, los edificios, las estructuras, cien años muerto y, con el asesoramiento del Ayuntamiento de Barcelona, decidieron cambiarlo, no tirarlo, sino remodelarlo y hacer un espacio moderno con bases de un siglo. Magnífico trabajo, para aprender y enseñar. No vale con tirar todo, no siempre es necesario; lo vi en Portland, lo veo acá: hay elementos que se pueden reciclar y servir, con la elegancia de lo antiguo, a menesteres de la nueva sociedad. Funcionalidad y belleza no han de ir separados. Enhorabuena, BA.

La Boca, el Vallecas porteño
Barrio, suburbio proletario, desde siempre. Las casas cercanas a puerto son de multitud de colores, hoy bien configurados y mantenidos. La historia es muy sencilla: zona de emigración, puerto, llegan barcos, se reparan, se pintan, sobra pintura y el currela se la lleva para aislar y pinta su casa, como sólo son restos, de otro color pinta otra parte. El resultado un crisol de colores, belleza sin director de arte, una combinación perfecta de tonalidades. Fueron genoveses, vivían almacenados en los conventitos, residencias comunales. Hasta intentaron independizarse no de BA sino de Argentina y crearon la República de Boca, duró un par de días.

¡La Recoleta, pardon!
La Francia porteña, palacetes tipo Loire, avenidas con arbolado, terrazas en la calle y un cementerio, un cementerio grandioso, no por Evita, sino por la buena colección de arte allí representada. Está la créme dela créme porteña, enterrada y representada. No hay nichos, sólo bóvedas (mausoleos). La figura más homenajeada es la del ángel y pensé a cuántas personas en mi vida he dicho "eres un ángel", y de repente me dio temblor y vi que los ángeles pocas veces van unidos a la vida, siempre a la muerte, los cementerios están llenos y en la pintura barroca los querubines ayudan con sus soplos o sus bracines a la ascensión a los cielos, pero dónde están los ángeles que nos llevan a decir a las personas "eres un ángel".

Santelmo, el Rastro bonaerense
Por razones que no llego a comprender paseé por este barrio tres veces, pues las tres veces era feriado, la calle Defensa estaba cortada y un público variopinto la circulaba, es una especie de Rastro, pero más elegante, hay multitud de actuaciones musicales, algunas de gran calidad; artesanías todas, y los comercios abren sus puertas, principalmente anticuarios que tan loco vuelven a los jubilados gringos. Calle perfecta para la caña de domingo o para darse un paseo, almorzar y después ir a casa a echarte la siesta. ¡Es feriado!

¡Confirmado, la María ayuda!
y no sólo a los enfermos de cáncer con quimio, no, también a los sanos, a toda la humanidad. No sé si alguno de vosotros habrá visto alguna peli o serie en el que uno de los personajes se fuma un peta, supongo que sí. Cómo se la representa, cuáles son los estereotipos, qué expresa su rostro. Respuestas: uno, risueño; 2, relajado o grácil en movimientos y 3, felicidad. Sí o no. Si nos pintan así, por qué entonces les quieren joder esa espléndida sonrisa. Lo digo porque he confirmado científicamente, a diferentes alturas, en mar, tierra e incluso por el aire; en la selva y en el desierto; en ciudades y en el campo, en casa y en fuera de ella que la maría es buena, muy buena, y nada de eso de para evadirse de la realidad y no sé qué niño muerto. Pamplinas. Lo digo para crear, para divertirse, para salir con la cámara dispuesto a comerse el mundo, para desinhibirse sin que se te vaya la olla. Se nota.

domingo, 6 de abril de 2008

Iguazú. el último destino

Según me iba acercando sabía que me iba a gustar, fue entrar en la provincia de Misiones, al norte de Argentina, y reconocer el paisaje, la tierra. Verde, rojo. Eso ya lo había vivido anteriormente, principalmente el Verde, durante muchos meses. Con una gran diferencia: su población. Aquí se vive notoriamente mejor, estamos en Argentina. Mejores casas, mejores carros, no hay perros escualidos y sarnosos, mueren menos niños en edad de no morir…, hay infraestructuras.
Bajé del bus en Puerto de Iguazú trás 19 horas y una esplendida sonrisa se adueñó de mi. De pronto supé en que región del mundo quiero vivir: zonas calientes y húmedas… trópico, subtrópico. En el camino a pata hasta el hostel, 7 minutos, recorrí por mi cerebro todo el viaje, fue una máquina del tiempo, supe por qué no podría vivir en Chile, por el viento; en Bolivia, por la altura… fui descartando lugares. Y por el mismo proceso definiendo donde me gustaría pasar mis próximos años…
Sudé en ese corto recorrido, fue rico, me agradó; cada gota un recuerdo, cada paso 100 km. Centroamérica, el Caribe, la Amazonía volvían a mi, se hacían presentes. Ese sudor, el olor después de la lluvia, mojarte son enfriarte, el color canela de la piel, la relajación de costumbres. la luz y las sombras. El día, la noche… calientes, hermosas. Que buen final de aventura. Perfecto, Iguazú, lado salvaje, Buenos Aires, lado urbano. Lo que buscaba campo-ciudad, naturaleza-polis. Esa dualidad, esa complementariedad, esa necesidad mía de los dos ambientes. Iguazú y BA. Dos espacios perfectos para acabar este largo recorrido.

Iguazú, aguas grandes
La Naturaleza ha dotado a esta esquina del mundo con dos caudalosos ríos, Iguazú y Paraná, Un hundimiento en la Tierra permitió que el primero fluyese a diferentes niveles es decir, a través de unas cataratas, magníficas, inmensas, inagotables. Pasar por encima de las aguas, sentir el goteo fino sobre la piel, esa nube de agua que asciende 70 metros para refrescar al que las visita es un regalo que nos ofrece la Naturaleza y no debemos despreciar. Los animales ya se han ido –helicópteros y demasiado turismo– que no se joda el resto, por favor, es tan lindo y al mismo tiempo tan accesible que da miedo. Las Cataratas de Iguazú son otra joya de la Tierra, por su volumen de agua, su extensión, por el estruendo que provocan, por el paraje que las circunda, es un festival para los sentidos. El acceso es una senda de mariposas, de diversos tamaños y colores, acostumbradas a los humanos se posan en la manos, en los brazos. Te acompañan en el recorrido, coquetean con el visitante hasta llegar a la Garganta del Diablo, la mayor de las cascadas y verdadero espectáculo visual.

¡No os equivoquéis de destino!
Si venís por estos lares pernoctad en el lado argentino, Puerto Iguazú, 30 mil habitantes y remanso de paz con una ruidosa disco para los nocturnos. El lado brasileño, en cambio es una gran mole, con rascacielos, 300 mil habitantes y seguridad bastante dudosa. Lo que es visitar, los dos lados de la Catarata, el brasileño y el argentino, cambia la perspectiva, cambia la mirada. En la parte argentina estás encima de las caídas de agua, te salpican; desde el brasileño te alejas y ganas en perspectiva.

Tres fronteras, muchas razas
Alguna vez ya he dicho mi morbo por este tipo de localizaciones. Paraguay Argentina y Brasil separadas por dos ríos. Tres países que puedes recorrer en una hora, si los brasileños te dejan pasar. Tres ciudades, tres mundos, mucho movimiento. Ciudad del Este, comercial, repleta de brasileños gastando –la segunda con mayor nivel de comercio libre del mundo– bulliciosa, rayada y agotadora; Foz de Iguaçu, gigante, libaneses, chinos, alemanes, japoneses y naturalmante brasileiros configuran su población; Puerto de Iguazú, la serena, no puede crecer, su normativa prohibe edificios mayores que la altura del arbolado. Gracias.

Represa de Itaipú, la piedra que canta
Eso significa en guaraní. Voy a dejar al lado todas las críticas ecologistas y humanitarios –que las tiene que haber y las hay a miles– y centrémonos en la obra como paradigma del ser humano. La presa de Itaipú, que contiene las aguas del río Parana, está considerada como una de las siete maravillas del mundo moderno, junto al Canal de Panamá y el Golden Gate en San Francisco. No es una broma, es una ingente obra de ingeniería, el mayor productor de energía hidroeléctrica del mundo, un monstruo que suministra el 95% de la energía de Paraguay y el 25 de un gigante económico como Brasil. Cuando estás en ella vuelvas a percibir lo chico que es el ser humano y las grandezas que puede crear.

sábado, 5 de abril de 2008

Argentina no cambia. Guerra entre ricos

Los agricultores están que trinan contra el gobierno por el impuesto de exportación que quiere imponer a la soja. Es una huelga de la patronal que se ha visto apoyada por el pequeño propietario y el campo en general. Y de paso de toda la sociedad anti Kichner. Cristina Fernández, la presidenta y mujer del ex-presidente; en un principio se rió de ellos, los despreció…, luego se acongojó y volviendo a un discurso salvapatrias sacó su artillería peronista y a las huestes de los sindicatos –ya le pasarán la factura en los próximos meses– en torno a ella y la patria. Hoy el paro ha remitido y se han dado una tregua de un mes. A la expectativa, Argentina no cambia. Es una guerra de por mis cojones

Chistes sobre argentinos
Todos mal que bien sabemos alguno o hemos oído alguno, pero que no nos pregunten por alguno de chilenos o colombianos. No sabríamos. De mexicanos, quizás. Para intentar enmendar esta injusticia busqué en Google "chistes sobre chilenos" y el primer link que apareció en la lista decía lo siguiente "Chistes de argentinos". Sin comentarios.
Ellos lo saben y se la suda, forma parte de su ser, reírse de si mismos es un gran don. Una amiga me comentaba que los argentinos fuera de casa son mucho más insoportables porque tiene que demostrar al mundo lo buenos que son, pero dentro de casa luchan contra millones de compatriotas que son igual que él, entonces… esteee, sabés, no!

Los "Bonischa" porteños
La primera vez que escuché Argentina en mi vida fue en el 68 o 69, a la edad de 8 o 9 años que un familiar, primo o tío de mi padre, venía de visita a España. Procedía de la Argentina y su apellido, como el mío paterno, lo pronunciaba… diferente, "no sabe pronunciar la "ll" me decía yo en aquel entonces, porque de su garganta salía un scha, scha, scha, decía Bonischa en lugar de Bonilla. Desde entonces me quedé con la copla, y aún me sigue pareciendo extraño esa porteña forma de pronunciar la doble ele.
He visitado a una parte de los Bonischa porteños y nunca en la vida hubiese dicho que son familiares míos, busqué rasgos, gestos, un algo que nos relacionase. Nada, sólo la sangre. Son ingenieros, médicos, veterinarios y todos bien colocados. Bien situados. Burguesía de Palermo. Llamé a una prima de mi padre, Susana, y ella convocó a varios miembros más: a su hijo menor, a una prima hermana, a su joven tío de 93 años, Angel, hermano de mi abuelo y su hijo Angelito. También había un no Bonilla, pero como si lo fuese, era amigo de niñez y tenía ya ochenta y pico de años. Tomamos un café y una roscón de pascua. Nos enseñamos fotos, Susana en papel y yo de mi ipod. Hablamos de la familia, conversamos de política: todos habían votado a Zapatero, me llamó otro primo desde los EEUU para felicitarme y conversar conmigo, lo hicimos un rato largo. Estaban encantados y yo también, para que negarlo. Además mi papá se puso muy feliz.

Las elecciones españolas en Argentina
La ciudad sigue con carteles, el presidente del Gobierno ocupaba hasta hace unos días toda la fachada de un edifico céntrico invitando a votar. 260.000 votos, la cuadragésima provincia de España en número de votos después de La Rioja se llama Argentina. Esos son los potenciales votantes que viven acá. Deciden en algunos casos que alcalde gobierna un pueblo gallego, son más que los del mismo pueblo ¡a pesar de no haber estado nunca en ese terruño! No lo entiendo. Ok, tienen los mismos derechos que todos los españoles pero qué saben de España, han venido alguna vez, qué les une, deben ser determinantes con sus votos. Son argentinos, sus gustos son argentinos, su forma de hablar es argentina, piensan, conversan y gesticulan como argentinos, pagan sus impuestos en Argentina, pero qué votan en España. No lo entiendo. Yo personalmente, si me viese en ese caso renunciaría al voto y diría soy argentino, che. Con Italia pasa lo mismo. Aunque jamas renunciaría a mi pasaporte español… por si las moscas… ¡pero votar!

Fui testigo, y comieron perdices…
Me he vuelto a encontrar en BA con dos amigos de este blog, Julián y Ana, los Nicas, que desde "scha" vienen a trabajar a esta vibrante ciudad. Les llamé por teléfono y nos citamos en el Consulado español: debía ser testigo para su certificado de pareja de hecho. Del acto no hay imágenes porque los funcionarios españoles me confiscaron la cámara por razones de seguridad y a pesar de mi rogatoria para inmortalizar ese momento no hubo forma, y eso que habíamos quedado con el cónsul e íbamos de la mano del jefe de Cooperación española en Argentina. Imposible. La ley es la ley. Lee deseo lo mejor, la van a pasar bien, están en Buenos Aires.

Una noche bohemia, noche de Tango
Un local popular, en La Boca, hay que reservar, es un club selecto. Mesa para 12, luego seremos 14. La cita la habían cerrado Alejo y Silvia, en cuya casa resido. Entrada simbólica, cena con espectáculo y baile: 4 euros. Media de edad, 50 años. Es el Bohemios un club social, deportivo y cultural para la gente del barrio –el más pintoresco– La Boca, donde ser socio es un honor e ir los fines de semana a bailar un orgullo. Donde uno se mueve a ritmo de tango, chacarera y milonga…
Dan la bienvenida a todos los invitados de esa noche, en especial al público extranjero, seis somos, y de repente oigo mi nombre por los altavoces: tierra trágame, pensé, me levanto y saludo en general sin mirar a nadie, ¡no!, no es sólo saludar sino que tengo que salir al centro de la pista –me dicen–; por lo bajín, blasfemo, me cabreo, siento un ridículo espantoso y pregunto a mis acompañantes que por qué no me han avisado. Me quiero morir. Según voy saliendo veo que van llamando a los otros forasteros, me relajo. Ya en la pista, nos dedican unas palabras, que de los nervios no recuerdo, y nos regalan un banderín. El público presente aplaudió, nos sentamos y la velada siguió su curso. Lindo. Bonita noche.