sábado, 18 de agosto de 2007

La historia de Aurelio, un hombre hecho Tawa Tawa

Su rostro denota tristeza, esa melancolía que exhalan las personas que viven solas, no está cansado de la vida y sigue pensando en proyectos para no aburrirse, podría vivir en Tegucigalpa, pero prefiere el retiro y la tranquilidad del campo. Cada mes compra 20 kilos de carne y los distribuye entre las viudas del lugar. Buen cristiano, asiste regularmente a las misas de la iglesia morava. Esta es la historia de un hombre hecho poco a poco (tawa tawa)

Aurelio, un hombre hecho tawa tawa
Tiene 59 años, vive sólo en Ahuas, un poblado miskito en el llano. Sus hijos repartidos entre Tegucigalpa, los Estados y Australia. Su mujer tampoco está "se fue a EUA y no volvió…" Le gusta platicar, es culto y sabe donde está España y que se hablan cuatro lenguas. Raro por estas tierras. Es Miskito. De madre muy pobre, su padre nunca existió. Tiene cuatro hermanos. Su madre no conoció una casa de madera hasta que él cumplió los 22 y con el jornal de sus primeros tres meses remunerados se la pudo construir. Ella se levantaba a las 4 de la mañana, andaba dos horas hasta los campos de arroz y volvía ya de noche con unos granos para dar de cenar a sus hijos.

El valor de un brazo roto
Aurelio iba descalzo a la escuela aunque siempre le gustó estudiar, el destino hizo que un compañero de clase le rompiese el brazo, como compensación le dieron una gallina, la gallina tuvo polluelos –"en casa no se comían los huevos"–, con la venta de los polluelos compraron un chancho, cuando el cerdo creció lo mataron y con las ganancias su mamá compró una vaquilla, que sacrificaron para comprarle ropa, zapatos y una maleta que le permitiera ir a la ciudad, a la capital hondureña. Sacaba buenas notas y eso le permitió que el maestro le diese una recomendación. Un día mintió a un militar diciendo que tenía una beca para estudiar en Tegucigalpa y así poder montar en el avión. Lo consiguió, tenía 18 años y apenas sin dinero y en un mundo extraño consiguió que le dejaran dormir en una pensión sin pagar.

"Quiero hablar con el ministro"
Su primer destino en la capital fue ir al ministerio de educación porque quería hablar con el ministro. Allí se presentó. Evidentemente le dijeron que eso no era posible, él insistió y permaneció horas esperando porque quería una beca para estudiar, lo que fuese, pero estudiar. Su español era escaso, nunca había salido de su pueblo y sin embargo consiguió sortear todos los escalones y platicar con el titular de educación: "quiero una beca, señor ministro", no sabía su nombre. Le mostró sus notas y aunque el curso ya había comenzado le dio la posibilidad de estudiar en una escuela agropecuaria en una ciudad cercana a la capital.

Cuando no se tiene ni para vestir
Allí se presentó, la ayuda incluía el estudio, el material escolar, la manutención y el hospedaje, pero no el vestuario basado en un uniforme escolar por triplicado, con sus mudas y su calzado. Él no tenía la plata para pagarlo, envío una carta a su madre y ésta le contesto que ni tan siquiera tenía para pagarle unos zapatos. Durante un mes fue el único de la clase que vestía diferente, hasta que ante una queja del director Aurelio le mostró la misiva que le envió su madre; a los pocos días el ministro le hizo llegar una caja donde por fin tendría su uniforme. El primer mes fue duro, suspendió todo, no sabía lo que era química, ni la física, no sabía nada. Se levantaba a las 4 de la mañana para estudiar, por la noche cuando sus compañeros se acostaban el seguía estudiando. A los tres meses era de los mejores de la clase.

El amor a los 21
A él le gustaba una muchacha, nunca había platicado con ninguna. No se atrevía a dirigirse a ella. Pidió ayuda a un amigo para que intercediera. Tampoco había bebido nunca, ni una mísera cerveza había tomado. Aquella noche de fiesta bebió tres y su amigo consiguió que ella platicara con él. Se fueron a un hotel y fue lo último que recuerda. A la mañana siguiente se despertó vestido junto a ella. Nunca supo lo que pasó. No obstante ella accedió a verle de nuevo y por fin pudo consumar el acto que tanto deseaba. Más tarde conoció a la que sería madre de sus hijos.

¡Por fin trabajo! El salario que nunca llega
En Honduras sin recomendación no hay trabajo y él no la tenía cuando finalizó sus estudios, además su escuela era de prestigio medio, hasta ese momento había realizado algunos trabajitos con el machete. Tras unos meses de impas consiguió su primer empleo gracias al favor que le hizo una señora donde él cuidaba el jardín: había recogido varias veces en la calle a su marido borracho y se lo llevaba a casa.
Por fin pudo ejercer su profesión de técnico agropecuario, le asignaron tres ayudantes. Vivía en una pensión y comía en ella, al principio le daban carne, después debido a que no llegaba su jornal le quitaron la carne, al final después de dos meses directamente le tiraban el plato y él cuidadosamente lo atrapaba porque de lo contrario su plato se hubiese caído y no habría comido. A los tres meses recibió lo atrasos y saldó todas sus deudas. Una tía le quito el resto "un joven no puede andar con tanto dinero". Al cuarto mes envió a su madre su salario para que pudiese construirse una casa.

Aurelio ya vive tranquilo
Hoy este gran señor ha viajado varias veces a los Estados, ha asistido a congresos en Latinoamérica. Hablamos de Cuba, del Gran Cañón, de San Francisco… Tiene casa en Tegucigalpa, pero prefiere vivir en ese pueblo dejado de la mano de dios. Lleva cuatro años construyendo un hotelito en un lugar donde no va nadie, se llama Tawa Tawa que en miskito significa poco a poco, como su vida, como la construcción de su historia, poco a poco. Cuando llegué estaba acondicionando parte del terreno para poner flores y me pidió consejo sobre qué mejoras podía hacer y cómo atraer a turistas. Se las di, evidentemente. Hoy todavía vive su mamá y una hermana le ayuda en las tareas del hogar. Un hermano murió víctima del alcohol, de los demás no habló. Yo disfruté y reí con su historia, él también reía y le quitaba el dramatismo que llevaba implícito, y me imaginé perfectamente todas las penalidades que sufrió. Envidié su tesón y admiré su valor: Tawa Tawa.
Por si a alguien le interesa la dirección es Hotel Tawa Tawa, Primera cuadra al norte de la alcaldía municipal, Ahuas. Departamento de Gracias a Dios. Honduras. Tfno.: 99579663.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ha sido un placer conocer a Aurelio! Y gracias por ampliar mi horizonte lingüístico, tawa tawa, me gusta. Lo adoptaré como mantra.

NORBERTO ALONSO SANZ dijo...

vemos que todo muy bien, bonita foto en la barca con direccion a no sé que destino.

NORBERTO ALONSO SANZ dijo...

... también la de la letrina comunitaria.
un abrazo jba

Jorge Bonilla dijo...

Gracias Beto. Hago lo que puedo.