



Vengo de Centroamérica donde he invitado a lo que fuese a todo bicho que he encontrado, tres meses pagando por lo mío y por lo de otros, es mucho; pero a veces es así, y qué le vas a hacer. Salvo en Managua, con JE y AL, y un chileno-candiense que me regaló una cerveza en SJdS y que correspondí con un abrazo: ¡después de seis semanas alguien me invitaba a algo, no lo podía creer! Todo esto viene a cuento porque cuando conocí a los que conocí en Medellín pensé cuándo vendrá el palo, cuándo y cuánto tendré que pagar. Me equivoqué, hasta el fondo.

Fue llegar al hotel y acogerme. Así, rápido. Instalarme, bajar a fumar un pitillo al "aeropuerto" y listo. Nos entendimos. En un principio desconfiaron, son jóvenes, y un señor en un hostel, ¡Uhm, raro! Sólo fue eso, luego me


Omer, 24, está enamorado, de Pilar, la quiere con locura y ha vuelto de Israel por segunda vez para encontrarse y amarse en Medellín, en el hotel que resido. Pilar es colombiana, artista, también enamorada, buena paisa, cerca de los treinta y de charla agradable. Confiscada en el país por pecados de otros. Se tuvieron que separar durante mi estancia, y también fue dolorosa: él, regresaba a casa para estudiar y ella no lo podía acompañar. Se comunican por Skype.
Con ellos me acerqué a la noche medellinense en el Poblado, zona noble de la ciudad. Visité la casa de Pilar en Envigado, barrio donde creció Pablo Escobar; comí en casa de un pintor amigo suyo y disfrute de la estancia en el aeropuerto del hotel.

Desde que abandoné los EEUU no había vuelta a estar en un hostel. Y aquí recalé y qué bien hice. El primer alojamiento que recomiendo, creo, a parte de Tawa Tawa en Honduras. Un hotel para mi, como yo, vicioso, dejado, entusiasta con lo que le pone. Cercano, en ningún otro alcancé tanta confianza, ni hablé tanto con el personal. Gentes de todos los lugares. Mucho israelí.





Fue en un concierto. La niña pidió subir al escenario y poder bailar. Se dice rumbear a ir de fiesta, a celebrar, bailar y emborracharse. La música no falta, allí donde vayas en este país. No se cortan por el ruido. ¡Qué suene, qué suene y no pare! Carros, busetas, comercios, estaderos o refresquerías. Sale por las ventanas, por las puertas. Para ellos es tan importante como respirar: se lo quitan y se mueren. Lo mismo que el baile, desde niños mueven las caderas, los pies, las manos, tienen su cuerpo educado. Conmigo lo han intentado: un desastre. Es como intentar a andar en bici con 50 años, pues te caes.
2 comentarios:
Hola! me he encontrado este blog por casualidad y sabes me gusto la perspectiva que te llevaste de medellin
si soy de la tierra de la eterna primavera, estoy muy orgullosa por que viste a mi ciudad con buenos ojos, no como lo hacen la mayoria de los viajeros, que lo hacen con aires de la "tierra de pablo escobar" que solo servimos pa´ ofrecer drogas alcohol y mujeres bonitas....
bueno un saludo y espero que vuelvas pronto
Gracias Melrose,
si has leído un poco más sobre Colombia verás que me enamoré de tu país y de sus gentas.
Saludos
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