
Bajé del bus en Puerto de Iguazú trás 19 horas y una esplendida sonrisa se

Sudé en ese corto recorrido, fue rico, me agradó; cada gota un recuerdo, cada paso 100 km. Centroamérica, el Caribe, la Amazonía volvían a mi, se hacían presentes. Ese sudor, el olor después de la lluvia, mojarte son enfriarte, el color canela de la piel, la relajación de costumbres. la luz y las sombras. El día, la noche… calientes, hermosas. Que buen final de aventura. Perfecto, Iguazú, lado salvaje, Buenos Aires, lado urbano. Lo que buscaba campo-ciudad, naturaleza-polis. Esa dualidad, esa complementariedad, esa necesidad mía de los dos ambientes. Iguazú y BA. Dos espacios perfectos para acabar este largo recorrido.

La Naturaleza ha dotado a esta esquina del mundo con dos caudalosos ríos, Iguazú y Paraná, Un hundimiento en la Tierra permitió que el primero fluyese a diferentes niveles es decir, a través de unas cataratas, magníficas, inmensas, inagotables. Pasar por encima de las aguas, sentir el goteo fino sobre la piel, esa nube de agua que asciende 70 metros para refrescar al que las visita es un regalo que nos ofrece la Naturaleza y no debemos despreciar.



Si venís por estos lares pernoctad en el lado argentino, Puerto Iguazú, 30 mil habitantes y remanso de paz con una ruidosa disco para los nocturnos. El lado brasileño, en cambio es una gran mole, con rascacielos, 300 mil habitantes y seguridad bastante dudosa. Lo que es visitar, los dos lados de la Catarata, el brasileño y el argentino, cambia la perspectiva, cambia la mirada. En la parte argentina estás encima de las caídas de agua, te salpican; desde el brasileño te alejas y ganas en perspectiva.

Alguna vez ya he dicho mi morbo por este tipo de localizaciones. Paraguay Argentina y Brasil separadas por dos ríos. Tres países que puedes recorrer en una hora, si los brasileños te dejan pasar. Tres ciudades, tres mundos, mucho movimiento. Ciudad del Este, comercial, repleta de brasileños gastando –la segunda con mayor nivel de comercio libre del mundo– bulliciosa, rayada y agotadora; Foz de Iguaçu, gigante, libaneses, chinos, alemanes, japoneses y naturalmante brasileiros configuran su población; Puerto de Iguazú, la serena, no puede crecer, su normativa prohibe edificios mayores que la altura del arbolado. Gracias.

Eso significa en guaraní. Voy a dejar al lado todas las críticas ecologistas y humanitarios –que las tiene que haber y las hay a miles– y centrémonos en la obra como paradigma del ser humano.


4 comentarios:
Hola Jorge,
Llevaba dias sin leerte, pero ya estoy aquí, justo para no perderme el final.Tengo ganas de verte.
Gracias, gracias y gracias.
Emociona tu ilusión. Da alegría sentirte tan vivo. Además, adoro las mariposas. Yo también tengo ganas de verte
Gracias, chicas, seguro que os veo pronto. Besos portños.
Muy lindas las fotos de las cataratas del Iguazu.
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