jueves, 11 de octubre de 2007

Excursión a El Canal de Panamá

Con mayúsculas, porque se lo merece! Me obligué a ir. Fui porque hay que ir. Es una gran obra del tesón humano. Y de la inteligencia. Ingeniería de principios del XX que sigue funcionando, las compuertas de las esclusas siguen siendo la originales. Es posiblemente la mayor fuente de ingresos de Panamá, directa e indirectamente. El Canal es una joya, no cabe duda.

Un poco de historia
En 1534 Carlos V encargo un estudio para ver la viabilidad del proyecto: un canal que uniese el Atlántico con el Mar del Sur, así llamado por entonces. Imposible. Los franceses a finales del XIX lo intentan, pero las enfermedades tropicales, los derrumbes y una mala gestión les hacen fracasar. Dos veces. Los gringos toman el relevo en 1904, pagan a los franceses lo que hicieron y la terminan en 1914. Les perteneció hasta las doce del mediodía del 31 de diciembre de 1999. Desde entonces es 100% panameño.

La medicina, esa gran aliada
Digamos que a los franceses se les murió tanta gente que no pudieron seguir, en su mayoría emigrantes caribeños, pero a principios de siglo el cubano Carlos J. Finlay descubrió que la fiebre amarilla provenía de un mosquito. Los gringos lo interpretaron, tomaron medidas civiles y sanitarias: empedrar calles, poner rejillas en las ventanas y construir hospitales antes de ponerse a trabajar. Se les murieron menos.

Cómo funciona en cinco líneas
Muy fácil. Entre los dos mares hay, en medio un terreno con un enorme lago a 36 m más de altura, para pasar de un lado al otro hay que salvar ese desnivel. Para ello se sirven de una piscinas gigantes con unas grandes puertas que si el barco tiene que subir se llenan de agua y pasan al nivel superior. Así pasa del mar al lago y del lago al mar. Así de fácil.


La visita
Aquello no es un trasegar de barcos, aquello tiene su ritmo, por la mañana van en una dirección y por la tarde en otra. Atlántico, Pacífico. Y depende de la hora te toca esperar. A mi me tocó. Me vi una peli sobre la historia. Tome varios cafés y comí. ¡Ya llega el barco! Avalancha, ¡a la terraza! Los mejores puestos ya están ocupados. Me sitúo en la tercera fila, los brazos delanteros ciegan mi cámara. El American Highway va a pasar y no voy a tener la instantánea. La batería se acaba. Mierda.

Todos pagamos el Canal
Es tal la cantidad de barcos que utilizan este paso que cualquiera de nosotros ha consumido algo en su vida que ha utilizado esa ruta en lugar de bajar hasta el Cabo de Hornos. Un carro, una bolsa de plástico, una banana, da igual. En el precio que paguemos por ese producto hay un tanto por ciento que va destinado a las arcas de Panamá. No es barato cruzarlo, pero es más caro por Hornos. Las navieras lo único que hacen es transferir el dinero que nosotros abonamos por el producto. Pero igual pasa con lo que se fabrica en Sevilla y se consume en Barcelona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que oportuno tu "post" sobre el canal de Panamá y Karl V en vísperas del día de la Hispanidad. Ya estaba decidida de no salir a la calle en este histórico día festivo después de las declaraciones del Sr. Rajoy llamando a todos los españoles a salir a la calle "para que todo el mundo sepa lo que los españoles sentimos por España, y que sabemos proclamarlo sin aspavientos pero con orgullo y la cabeza alta" (¡Sic!) Evidentemente, yo no estaba invitada a esta fiesta, a pesar de ser "ciudadana" española desde hace 17 años. Pero gracias a tu último post has despertado la memoria histórica y me doy cuenta que hace 500 años compartimos rey. Ya me siento más española. (Las banderas, sean del color que sean, me siguen causando miedo y rechazo ... será de-formación histórica en mi caso),
De paso doy las gracias a todos los españoles y españolas que me adoptaron en el seno de su corazón sin aspavientos ni banderas.